viernes, 28 de agosto de 2009

El recuerdo de Ricky

Ricky Rubio es hoy el hombre del día. Todo el mundo del baloncesto habla de su contrato, de su fichaje por el barça, de Minnesota… por eso quizás hoy es el mejor momento para hablar de la otra cara de Ricky Rubio. Y me refiero a su parte más humana, a la que de verdad nos acerca un poco más a este adolescente convertido en estrella del baloncesto.

Hay una fecha que difícilmente olvidará Ricky, el 27 de Julio de 2006. Ese día recibió la noticia de la muerte de uno de sus mejores amigos, Guillen Raventós. El canterano de la penya fallecía en un accidente de moto junto a la promesa de L´Hospitalet, Alan Arisa. Ese día Ricky perdió un amigo y ganó un motivo para luchar.

Guillem era un base eléctrico, un buen jugador que seguro que hoy estaría a las puertas de la ACB. Llevaba el número 11 en el junior de la penya, un número que el club ha retirado en esa categoría y que nadie ha vuelto a lucir.

Su recuerdo acompaña siempre a Ricky y por eso todos los días de partido se repite un ritual. Al saltar al campo en la presentación, Ricky mira al cielo y señala el lugar desde donde le observa su amigo Guillem



Y cuando llega la hora de comenzar a jugar, un poco antes de las últimas instrucciones del entrenador, llega el momento de la oración y del recuerdo



Un hecho que se repite partido tras partido, sea de la penya, sea de la selección, sea de quien sea porque Guillem siempre juega con Ricky. Nada más terminar, su primer gran día de gloria, la final de europeo cadete de Linares (Jaén). 51 puntos, 24 rebotes, 12 asistencias y 7 balones recuperados en la final y triple decisivo desde el centro del campo ante Rusia, Ricky sólo acertó a decir. “El triple de la prorroga no lo metí yo, sino él (Guillem Raventós)”

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